lunes, diciembre 11, 2006

La muerte de un asesino


Es extraño cuando uno espera por años que algo ocurra y toda esa expectación, esa imaginería en torno a un suceso que involucra a todo un país se reduce a un ataud abierto rodeado de tristes deudos... y esa sensación no se traduce en lo que realmente significa el fin de una era marcada por el odio y la muerte.

Anoche dormí mal, lo que no es raro, pero al despertar y recordar al instante la muerte de ex dictador pensé que mi sueño alterado se debió al alboroto de las almas de sus miles de víctimas que finalmente encontrarán algo más de paz sabiendo que la historia y el espíritu nacional lo recordarán como lo que fué: un asesino desalmado y ladrón sin vergüenza que manchó con la sangre de quienes pelearon contra su tiranía la tradición democrática de Chile.

Ironías aparte, Pinochet muere en el Día Internacional de los Derechos Humanos, esos que nunca respetió ni conoció y el día en que su mujer, su cómplice en cumplía 84 años... y a pesar de morir impune y sin pagar ni un día de cárcel por todos sus aberrantes crímenes lo que hay que rescatar y destacar es el fin de un Chile dividido por el odio y el revanchismo, ya no tenemos más porque pelear, se acabó la discusión, el tirano ha muerto.